Una tuerca, un ventilador, un ladrillo, un florero y un cañón para el 2010.


Sobre los sólidos cimientos de un ya lejano 2009, en Fast Gallery vamos a construir un 2010 a nuestra medida, es decir, dos tallas más grande. Cada uno traemos una pieza: Alfredo aporta una tuerca, Jose un ventilador, María un ladrillo, Norah un florero y Roberto un cañón.

Contamos con todos y cada uno de vosotros para armar la cúpula de este nuevo año que entra.

Saludos compañeros.
¡Arriba 2010!


FG Committee


2 comentarios:

vacacionespermanentes dijo...

– Dígame, forastero, ¿no ha traído nada para afilar a este pueblo? ¿No tiene para afilar una espada, no tiene para afilar un cañón?

– ¿No hay mucho para afilar, en este pueblo?

– No mucho digno, no mucho que valga la pena, no mucho que hacer a gusto.

– Afilará cuchillos, afilará tijeras…

– ¿Cuchillos? ¿Tijeras? ¿Cree que todavía existen cuchillos y tijeras en este mundo?

– Tengo la idea de que sí. ¿No existen cuchillos ni tijeras en este pueblo?

– Ni en este pueblo ni en otros. Yo recorro muchos pueblos, y son 15 ó 20 mil las almas para quienes afilo, aún así nunca veo cuchillos o tijeras.

– Pero, ¿qué le dan para afilar, si nunca ve cuchillos, ni ve tijeras?

– ¡Eso es lo que siempre les pregunto! ¿Qué me da para afilar?¿No me da una espada?¿No me da un cañón? Y los miro de frente, a los ojos, y veo que aquello que me dan no merece siquiera ser llamado clavo. Da placer afilar una verdadera lámina. Ud. puede lanzarla y es un dardo, puede empuñarla y es un puñal. Si todos tuviesen siempre una hoja de verdad...

– ¿Por qué? ¿Piensa que sucedería alguna cosa?

– ¡Me daría gusto afilar una lámina de verdad! A veces me parece que bastaría con que todos tuviesen dientes y uñas para afilar. Se los afilaría como dientes de víbora, como uñas de leopardo... ¡Oh!

– Ajá, ¿cuánto cuesta?

– Cuarenta céntimos. Cuatro de pan, cuatro de vino... ¿Y los impuestos? Cuatro de impuestos, cuatro de pan. ¿Y el vino? Cuatro de vino, cuatro de impuestos. ¿Y el pan?

– Pero ¿por qué no junta todo, y divide después?

– Es demasiado arriesgado. Alguna vez me comería todo, alguna otra me bebería todo... Tenga, quería quitarle dos monedas de más, pero Dios no quiere. Eran estas dos monedas las que confundían. Dos de pan, dos de vino, dos de impuestos. Debo excusarme. Pensé que podía hacerlo porque usted es un forastero.

– Oh, no es nada. Dos monedas más, dos monedas menos...

– La cuestión es que uno no sabe cómo comportarse, con los forasteros. Quizá haya afiladores que cobren ocho monedas en otros pueblos. Y uno se arriesga a perjudicarlos cobrando seis... ¡Es bello el mundo!

– Imagino...

– Luz, sombra, frío, calor, alegría, no alegría...

– Esperanza, caridad...

– Infancia, juventud, vejez...

– Hombres, niños, mujeres...

– Mujeres hermosas, mujeres feas, gracia de Dios, rebeldía... Y honestidad.

– Memoria, fantasía.

– ¿Cómo dice?

– Oh, nada. Pan y vino.

– Salchichas, leche, cabras, cerdos y vacas. Ratones.

– Osos, lobos.

– Pájaros. Árboles y humo. Nieve.

– Enfermedad, curación, lo sé, lo sé. Muerte. Inmortalidad y resurrección.

– ¡Ah!

– ¿Qué ocurre?

– ¡Es extraordinario! ¡Ah y oh! ¡Ih, uh, eh!

– Supongo.

– Demasiado mal ofender al mundo. Disculpe, pero si uno conoce a otro que le da mucho placer conocer, y luego toma de él dos monedas, o dos liras de más, por un servicio que debiera ser gratuito dado el gran placer que le causa conocerlo, ¿qué cosa es uno? ¿No es un hombre que ofende al mundo?

– ¡Oh!

– Gracias, amigo. A veces confundimos las pequeñeces del mundo con las ofensas al mundo. ¡Ah! Si hubiese... Cuchillos, tijeras, punzones, picos y arcabuces, morteros, hoces y martillos; cañones, cañones, dinamita...

http://www.youtube.com/watch?v=5uIqs6UDifM

Ángeles Saura dijo...

Gracias por todo lo que nos aportas
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